El tema es el de la velada certidumbre de que cada ser humano hospeda en sí mismo a su contrario. Stevenson lo asume desde la perspectiva que las ciencias, el humanismo y la expresión literaria del siglo XIX le ofrecen para desarrollar un argumento sustentado en el concepto según el cual a través de la todopoderosa ciencia es posible alcanzar inimaginables fronteras.