Fredor Dostoievski desde muy joven se dedico al cultivo de las letras, mas como vocación, que como profesión, pues por vocación literaria era parte de una orientación mas amplia, que tocaba, en un sentido filosófico y ético, los grandes temas de mediáticos del siglo XIX, centrándose en la redefinición de lo humano, lo social, lo religioso, y sobre todo lo político. En estas condiciones escribió una de sus obras maestras: Crimen y Castigo (1866), que es la historia de un estudiante que fantaseaba con situarse mas allá del bien y del mal y que entra en un verdadero laberinto, entre psicológico y ético que convierte la lectura de esta novela en una experiencia particular conmovedora.