En La llamada de Cthulhu el narrador hereda de su tío abuelo, no sólo sus bienes materiales, sino un laberinto de papeles que lo llevará a la investigación más riesgosa de su vida y al conocimiento de un culto escalofriante. Su curiosidad es la que lo lleva a vislumbrar ese abismo, en cuya comprobación lo había precedido su tío. En Herbert West: Reanimador, el narrador entra en contacto con un compañero universitario que tiene a la manera de Victor Frankenstein la voluntad de devolverle la vida a los muertos. Es testigo y respaldo del afán de su amigo, pero es presumible que, por no ser la mano ejecutora, llega a salvarse. Los dos relatos nos advierten que hay terrores indecibles acechando a los hombres, en los dos casos la curiosidad es más poderosa que la cautela y la muerte per-sigue a los desobedientes.