Morir es parte fundamental de nuestra existencia, es la meta del ciclo de la vida y, hasta ahora, nadie ha eludido la cita. Sin embargo, la tradición budista nos ofrece un mejor panorama que sólo dejar existir cuando esto sucede, ya que puede preparar, a quien así lo quiera, a transitar por el periodo (Bardo) entre la muerte y la reencarnación, para que de esta forma, alcanzar la iluminación que perdurará hasta la futura existencia.