Es algo que ya no podemos negar: existe otro mundo paralelo al nuestro donde habitan los fantasmas, cuya presencia se descubre a través de documentos, fotografías, testimonios y sucesos inexplicables. Llaves del agua que se abren solas, luces que se encienden en habitaciones vacías, sombras que cruzan veloces por los corre-dores, siluetas que flotan en ventanas y jardines, gritos que vienen de una cuarto sellado bajo las escaleras, pasos y risas infantiles que hacen eco en los pasillos desiertos. Ermitas solitarias, hospitales embrujados, pueblos encantados, cuadros malditos, espectros, espíritus, fantasmas, almas en pena que, quizás, no saben que ya están muertas. Esta obra lo tiene todo para que el lector pase un rato de delicioso terror y, quizás, ya no se atreva a mirar hacia la ventana...