El Fantasma de Canterville es una historia llena de picardías de niños, pragmatismos de adultos, sustos de ultratumba y amor a prueba de sortilegios. Sin más recursos que las letras y una escritura a prueba de tiempo, Oscar Wilde, un hombre que sufrió la intolerancia de su momento, nos muestra que la comprensión puede ejercer su magnífico poder hasta el más allá.