Abordar la sexualidad como experiencia historicamente singular requiere desentranar los saberes que a ella se refieren, bucear en los sistemas de poder que regulan su practica y, sobre todo, comprender las formas segun las cuales los individuos se conciben y se declaran como sujetos de esa sexualidad. La historia de la sexualidad, el proyecto mas ambicioso de Michel Foucault del que solo alcanzo a publicar los primeros tres volumenes, es una deslumbrante e iconoclasta exploracion de los juegos de verdad mediante los cuales el ser humano se ha reconocido como hombre de deseo. Su primer volumen, La voluntad de saber, esta consagrado a definir el regimen de poder-saber-placer que sostiene el discurso sobre la sexualidad humana y a mostrar que, mas que a traves de la represion del sexo, el poder opera, mediante la produccion discursiva de la sexualidad y de los sujetos de naturaleza sexual . El punto esencial no es saber si al sexo se le dice si o no, si se castigan o no las palabras que lo designan, sino determinar en que formas, a traves de que canales, deslizandose a traves de que discursos llega el poder hasta las conductas mas tenues y mas individuales, que caminos le permiten alcanzar las formas infrecuentes o apenas perceptibles del deseo, como infiltra y controla el placer cotidiano. No pretendo a firmar que la prohibicion del sexo sea un engano, sino que lo es convertirla en el elemento fundamental y constituyente a partir del cual se podria escribir la historia de lo que ha sido dicho a proposito del sexo en la epoca moderna.