El autor confiesa que hace un par de años; en un exabrupto; opinó públicamente: ~Ya tenemos investigación; el próximo pasó sería desarrollar la ciencia~; lo que causó un alud de reacciones airadas; aunque divididas: la mitad en su contra; y la otra mitad también. Abochornado; luchó por librarse de dicho pensamiento; pero no lo consiguió. Muy por el contrario; la búsqueda de por qué el Primer Mundo desarrolló una ciencia y una tecnología en la que ahora basa su poderío; y nosotros no; ha ido empecinando a Cerejido en su opinión de que; si bien hemos conseguido tener excelentes investigadores; estamos muy lejos de tener ciencia. Peor aún; provisto ahora de una serie de líneas argumentales que expone este libro; sospecha que en el Tercer Mundo tenemos varias características ideológicas que imposibilitan nuestro desarrollo científico y nos anclan en la miseria. Una de ellas es dar por sentado que primero hay que salir de pobres y luego; el dinero que nos sobre; gastarlo en la ciencia; como hacen los ricos; otra es confundir la ciencia con sus logros (supercomputadoras; cohetes teledirigidos) sin advertir que depende de cierta visión del mundo qué jamás hemos desarrollado; y una tercera es creer que con inyectar dinero al oscurantismo automáticamente tendríamos ciencia.~Es como si el dinero se hubiera transformado en el nuevo opio de los pueblos~; comenta.