El padre de Kafka, un gigante de fuerza física y espíritu emprendedor, y su hijo débil, sufriente en su miserable cuerpo, son los protagonistas de Carta al padre, documento autobiográfico que permite ver lo destrozada e incompleta que fue la existencia del escritor. Kafka se siente como Gregor Samsa, el personaje de La metamorfosis que se levanta una mañana convertido en un espantoso insecto, perturba a su familia, es hostigado, se aísla. Excluido del mundo, acosado por el autodesprecio y el sentimiento de culpa, no puede transgredir la frontera entre la soledad y la sociedad, y allí instala esa frontera. Tiene, sin embargo, el impulso de la partida. Y espera. Como todos los personajes de Kafka, para quien el hombre no puede vivir sin una confianza perdurable en algo indestructible, sin la convicción ineludible de que las metas existen, aunque no existan los caminos para alcanzarlas.