Los cuentos de El muro (1939), fueron escritos con una agresividad tal que puede verse en ellos la manera en que Jean Paul Sartre iba progresando en el cultivo de este genero narrativo, así como en el efecto causado por la crudeza de su contenido: cínico, turbador, poderoso. De manera general, Sartre parece haber logrado de un solo golpe, un grado excepcional de realismo y profundidad psicológica y filosófica en los diferentes personajes y temas aquí desarrollados. Si la descripción de la escancia – afirma Simone de Beauvoir- pertenece a la filosofía propiamente dicha, únicamente la literatura permitirá evocar y reflejar, en su realidad completa, singular y temporal, el devenir original de la existencia.
