En los albores de la Independencia de México, un bandido se convierte en el héroe de un pueblo. Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), nacido en Tuxtla, Guerrero, de ascendencia indígena, fue uno de los primeros mexicanos en escribir novelas donde se exaltan los valores nacionales. Tal es el caso de El Zarco, que cuenta el drama de amor y desamor de cuatro jóvenes habitantes de Yautepec, un poblado de la Tierra Caliente morelense, que juega igualmente un papel protagónico en la historia. Y es que, lejos de ser simplemente una novela de corte costumbrista o romántico, El Zarco revela el profundo interés de su autor por la historia patria y por la idiosincrasia de nuestra gente. El lector que se enfrente a esta obra encontrará una serie de episodios plagados de minuciosas descripciones del exuberante paisaje y de los pintorescos habitantes del México del siglo XIX, que lo mantendrán interesado en el giro de los acontecimientos hasta concluir la última página.