Después de publicada su primera gran obra de ficción, Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll escribe Alicia a Través del Espejo. Aquí relata otro sueño de Alicia, en el que ella atraviesa el espejo de su casa para ir descubriendo, en las mismas cosas que componen su experiencia cotidiana, esa otra perspectiva que conduce a lo desconocido. El origen de esta obra es, aparentemente, el recuerdo que conserva Carroll de las veladas en que él enseñaba a las niñas Liddel a jugar al ajedrez. Así que el ajedrez se convierte en la estructura misma del sueño, pero jugado a la manera de Alicia, con una lógica vivencial y completamente subjetiva, pues en el mundo tras el espejo las cosas no ocurren como deben ser, sino como pueden ser, en un constante enfrentamiento con la sorpresa y el asombro, pues se rompen todas las reglas del juego para permitir que el juego mismo sea lo importante.