De la Tierra a la Luna fue publicada en 1875 y es considerada una novela casi profética pues convirtió a Verne en el padre de la ciencia-ficción. Con los avances tecnológicos de la época ideó un cañón que disparaba una cápsula hacia la Luna, y aunque sus obras fueron tildadas de excesivamente fantasiosas, lo cierto es que Verne era un hombre bastante racional. De este modo se acostumbró a proponer, a sugerir, y siempre a medir sus explosiones de imaginación. O quizá es que, pese a su desbocada imaginación, procuró ceñirse con bastante rigidez a sus propios conocimientos científicos, intentando parecer lo más verosímil posible.
El astrónomo R. Richardson dijo en su día que la influencia del libro de Verne fue esencial para preparar nuestras mentes para tan particular aventura.