La primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha fue escrita en 1605 y la segunda en 1615. Cervantes no iba a escribir una continuación, pero otro autor –cuyo pseudónimo era Avellaneda– hizo una segunda parte en la que Don Quijote se presenta de otra manera. Por esto, Cervantes escribió una rectificación de la imagen de Don Quijote, cuyo prólogo nos dice: ¡Válgame Dios, y con cuánta gana debes estar esperando ahora, lector ilustre, o cualquier plebeyo, este prólogo, creyendo hallar en él venganzas, riñas y vituperios del autor del segundo Don Quijote. Pues en verdad que no te he de dar este contento, pues los agravios que despiertan la cólera en los más humildes pechos, en el mío ha de padecer excepción esta regla. Y no le digas más, ni yo quiero decirte más a ti, sino advertirte que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco, es cortada del mismo artífice y del mismo paño que la primera, y que en ella te doy a Don Quijote dilatado, y finalmente muerto y sepultado, porque ninguno se atreva a levantarle nuevos testimonios, pues bastan los pasados, y basta también que un hombre honrado haya dado noticias de estas discretas locuras, sin querer de nuevo adentrarse en ellas.