Al igual que otras obras de Sade, la filosofía de tocador contiene innumerables perversiones, que en muchas ocasiones incluye un crudo erotismo que llega a trascender los límites de lo posible. Los libertinos que protagonizan las obras de Sade fundan su filosofía en un resuelto desprecio de las normas morales y en el odio a la ética religiosa. En la naturaleza, todas las leyes y conductas éticas, diseñadas para proteger al débil, son vistas como antinaturales.