La vida es un constante flujo, viene y va; las personas, las cosas, las situaciones, llegan para proporcionarnos toda clase de experiencias. Algunas se quedan para siempre, pero otras se van inevitablemente y nos empujan a eso que de alguna manera todos hemos vivido: la pérdida. Esa vivencia de quedarte sin algo, o alguien; la dolorosa realidad de perder un amigo, un familiar, una queridísima mascota, la salud, la pareja, una escuela, un objeto muy preciado, una estabilidad económica, una parte de ti mismo.
La pérdida nos lleva a contactar con fuertes sentimientos de todo tipo, que si no sabemos manejar pueden dejar una huella profunda que contamina nuestra vida más allá de lo que nos imaginamos. Hablaremos de ellos, de cómo superarlos, de cómo andar el camino del duelo que necesariamente acompaña a la pérdida y recuperar la alegría, la confianza y la propia identidad sin eso tan apreciado que perdimos.
Conoceremos cómo han hecho algunos para salir adelante, y te animan a confiar en que vas a sobrevivir; en que a fin de cuentas todo pasa; en que aunque cueste trabajo entenderlo, todo es para bien; en que después de la tempestad viene la calma y que cuando algo se va de tu vida siempre viene algo mejor.
El tiempo todo lo cura, dicen por ahí, y es cierto, pero a veces no es suficiente. Con frecuencia necesitamos hacer algo más; hay que vivir nuestro duelo, sentir lo que haya que sentir, hacer lo que haya que hacer, y a veces, hasta buscar ayuda porque no podemos solos. En los últimos capítulos encontrarás algunas alternativas concretas y útiles que te ayudarán a cerrar tu proceso de duelo. Hay un dicho que me encanta: con el tiempo y un ganchito El ganchito es todo esto.
