La sociedad que en los últimos años a dado culto a los alimentos enlatados y precocidos nos ha hecho olvidar los sabores caseros, pero es posible ahorrar tiempo y dinero al preparar mantequilla, yogures, pan o biscochos caseros siguiendo recetas sencillas, o al hacer conservas tanto dulces como saladas desde la salsa de tomate hasta una mermelada al aromatizar aceites o al confeccionar un licor totalmente natural. Dejemos atrás el dudoso paladar del mundo industrial y busquemos en los ingredientes que nos da la naturaleza una manera de volver a alimentarnos sin añadir colorantes ni conservadores y manteniendo intactas las propias de cada producto para alcanzar dos metas: una vida más sana y un sabor más intenso como las de antaño.