El cuerpo humano se renueva todos los días; la naturaleza, si le prestamos una mirada más escrutadora, también se renueva día a día; jamás una puesta de sol es igual a otra; entonces, si comprendemos este sabio proceso de la naturaleza y lo emulamos a nuestras actitudes a través de la renovación, haremos de nuestra vida un camino de alegría, felicidad y salud.
La renovación es un principio de hacer lo conocido otra vez de nuevo. Todos los días escuchamos, por ejemplo, parejas que se están separando, ya que dicen estar hartos el uno del otro. La razón es muy simple: nunca se renovaron y permitieron que la rutina los alcanzara. La rutina siempre representa al pasado, algo ya conocido, algo viejo, muerto, sin sentido. La renovación te invita a que todos los días seas algo nuevo, vivo, jovial, creativo, y hagas de tu vida y de tus relaciones una nueva aventura, que redescubras en tu pareja, en tus padres, en tus hijos, en tu trabajo y en tu nación la grandeza de la vida y el reto para disfrutarla en su plenitud.
Recuerda la sabia frase que dice: Nadie se pue bañar dos veces en el mismo río, ya que a cada momento es diferente, porque el agua nunca es misma.