Hablar de chavos es hablar de nosotros mismos. Todos somos chavos o por lo menos lo fuimos alguna vez. Y por eso podemos entender la confusión, la soledad, la tristeza, la desorientación o el miedo, que frecuéntenme-te se sienten en esa época entre la adolescencia y la primera juventud.
Los chavos no son niños, pero tampoco son adultos. Piensan por sí mismos pero aún no pueden tomar muchas decisiones, quieren comerse al mundo, pero se atragantan con el primer bocado de realidad que éste les da.
Este libro está escrito para chavos y para los amigos, parientes, maestros y en especial, para los papás de los chavos. No hay personas más bellas que los adolescentes y los jóvenes: Son fantásticos, espectaculares y maravillosos.
Por desgracia, la gente que los rodeamos normalmente no nos damos cuenta de eso. Y entonces tenemos a chavos que al no sentirse apreciados y queridos, se ponen la máscara de vagos, violentos y rebeldes. Pero ellos no son así. Espero que este libro ayude a entenderlos y a mis muy queridos chavos, les ayude a entenderse a sí mismos.
Estas son sus historias, de sus familias, de sus amigos y de Dios. Todas son reales, todas son dignas de contarse, todas son... historias de chavos.