Aún cuando permanezcan callados, herméticos, tímidos e inexpresivos, todos los individuos transmiten algo, desde su esencia particular y única.
Incluso dormidos, quietos, distantes o de espaldas, siempre infunden parte de sus vidas en las otras personas a su alrededor. Tan solo con el milagro permanente de respirar, proyectan una imagen. Un clima interior que trasciende y revela el aire personal. Nadie sabe cómo llamarlo, pero es evidente que ¡ahí está!
Ese soplo vivencial y personal, no se oye, ni se ve, ni se siente, pero usted lo exhala desde su interior sobre las personas, lo infunde en el ambiente y hasta parece que lo deja impregnado en su entorno. Es su maravillosa huella. Su marca personal.
Eso es El efecto. Nadie sabe dónde le queda, pero ahí está siempre. Es su diferencial indescriptible, intangible y fantástico, que lo conecta de manera exclusiva con los demás y lo hace único e irrepetible.