Sí, confieso que he leído ... ¡Hola! Lo confieso ruborizada, con la mirada turbia y las manos temblorosas. Como se confiesa una adicción ... . Es la voz de una de las mejores amigas de Sofía que, con profunda frustración y angustia, confiesa lo que miles de lectores no se atreven a expresar abiertamente: que han sucumbido al encanto hiperkitsch de las aspiraciones imposibles y las vidas paralelas.
Guadalupe Loaeza [ ... ] es dueña de una inteligencia malvada y malediciente, hilarante, disfrutable como pocas, que representa una amenaza para esas clases medias que gozan de perderse en ensoñaciones principescas. Guerrillera infiltrada en palacio, dinamita con su prosa socarrona y machacona la imagen inmaculada de la abundancia feliz que sus clasemedieros lectores a palos querrían soñar y, acaso, emular. Es una traidora pero no a su clase social sino a la ñoñería de los sueños colectivos de dicha.